Conclusiones de Salzburgo

Conclusiones de Salzburgo

Bonitos recuerdos vienen a mi mente al recordar este precioso viaje a Salburgo y sus alrededores. Como ya es tradición en este neófito bloggero, concluyo estas líneas con unos versos, en este caso, alejandrinos, aunque difíciles son los hemistiquios, intentaré evitar la sinalefa. Me fijaré en el Mester de Clerecía...

Ciudad eterna de sal, bella urbe inmortal,

altaneras murallas, fuertes y recios muros,

pretéritas batallas, bastiones seguros.

Es una buena señal, sobre todo personal.

Ten por bien seguro que no te olvidaré,

ni a tu magno hijo, genial compositor,

fecundo regocijo, perfecto embajador,

maestro prematuro, tus notas esperaré.

Vetustos palacios, venusta tradición.

delirios barrocos, símbolos de grandeza.

¿Os habéis vuelto locos?¿Y vuestra cabeza?

¡Menudos espacios!¡Cuánta emoción!

Rincones entrañables. Sonrisas y lágrimas.
Míticas canciones. María, Eldelweis.
Tocan los corazones, sonando el do-re-mi.
Versos inolvidables, sacuden estas rimas.

Huevos navideños, infinitos modelos
Siempre en Pascuas, no pasarán los años.
Estamos en ascuas, son símbolos extraños.
Sueños risueños, incrementan anhelos.


Catedral sin parangón, diáfano espacio.
Nuestra Señora guía, cada vez que te caes.
Siempre volvería, de nuevo me atraes.
Hablo con el corazón, con ritmo despacio. 

¡Qué juegos de agua! ¡Cuánta teatralidad!
Príncipe-arzobispo, divertido socarrón,
Tranquilo, me avispo. ¡Qué imaginación!
No llevad enaguas, lo primero es pensad.



Sin conocerte te vi, paraje onírico.
Fue un sueño real, Hallstatt me embrujaste.
Diría que espectral, sentí que me llamaste.
Cuando desperté volví, fugaz panegírico.

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Tras estos verdes alejandrinos me despido ya, espero pronto degustar el Salzburguer Nockerl, ese soufflé típico de la repostería salzburguesa y verdadero icono de la cocina austriaca. Sus crestas se supone que imitan las laderas que rodean la ciudad y el azúcar glasé la nieve que cubre sus picos.

  

Besos a todos.